Juegos de mesa: aprendiendo con el corazón y divertiéndose con la mente

Esther Cardeñoso Argente

22/10/2024

Imagina poder utilizar una herramienta que no solo te permite desarrollar habilidades cognitivas clave, sino que también mejora la calidad de vida de las personas con las que trabajas, todo mientras disfrutan y se divierten. Cuando estaba estudiando Psicología, nunca pensé que los juegos de mesa pudieran ser esa herramienta. Hoy puedo decirte que no solo lo son, sino que están respaldados por evidencia científica y pueden transformar tu manera de entender la intervención terapéutica. Déjame contarte cómo me di cuenta de esto, y cómo puede cambiar tu futuro profesional.

Siempre he sido una apasionada de los juegos de mesa. Así que podéis imaginar mi emoción cuando, en mi primer año del Grado en Psicología en la Universidad Europea Miguel de Cervantes, un profesor llamado Azael Herrero se presenta en nuestro aula y nos propone participar en un proyecto de innovación educativa para trabajar habilidades sociales mediante juegos de mesa . Además, para añadirle aún más atractivo, ¡podíamos obtener créditos participando! No me lo pensé dos veces y me apunté.

Aquella experiencia fue uno de los momentos más importantes de mi primer año. No solo descubrí que los juegos de mesa podían ser una herramienta increíble para trabajar competencias transversales y habilidades blandas mientras me lo pasaba bien, sino que también me permitió forjar amistades que de otra forma nunca hubiera hecho. Así conocí a Sofía, una estudiante de odontología, que se convirtió en mi compañera inseparable en los torneos de Pandemic.

Cuatro años después, tras finalizar el Grado en Psicología y comenzar el Máster en Psicología General Sanitaria, surgió una idea durante una clase de rehabilitación neuropsicológica: “¿por qué no usar los juegos de mesa modernos como herramienta para trabajar las funciones ejecutivas? “. Hice las adaptaciones necesarias, y cuando le presenté la propuesta a mi profesor, me confirmó que era posible. Fue un momento revelador.

Tras el Máster, cuando pensaba que tenía encarrilado mi futuro, recibí una llamada que cambió el rumbo. Azael, mi antiguo profesor, se acordó de mí y me propuso un reto apasionante: estar con una beca con cargo a un proyecto de investigación para el trabajo de funciones ejecutivas en personas mayores en residencias de ancianos a través de juegos de mesa. Era como un sueño hecho realidad.

Fueron dos proyectos de un año cada uno, ambos finaciados por la Diputación de Valladolid. El primero consistió en analizar qué juegos de mesa eran más adecuados para los mayores institucionalizados en una residencia. El segundo consistió en llevar a cabo un ensayo controlado aleatorio aplicando durante 12 semanas los juegos que previamente habíamos observado que eran más adecuados en esta población. Lo que vivimos fue increíble: no solo observamos mejoras cognitivas, sino también un cambio en la manera en que nuestros mayores se relacionaban entre ellos y con sus familias. Ver la alegría con la que nos recibían cada vez que llegábamos a la residencia fue uno de los aspectos más gratificantes de mi carrera.

Los juegos de mesa han sido siempre parte de mis mejores recuerdos, desde las tardes interminables de mi niñez hasta los momentos más especiales de mi adolescencia, compartiendo risas y complicidad con amigos y familia. En la universidad, los redescubrí gracias a un proyecto de innovación educativa que me mostró su inmenso potencial. Tras graduarme, comprendí que los juegos, más allá de ser un simple entretenimiento, tienen un poder transformador: pueden mejorar las funciones ejecutivas, fortalecer la socialización y elevar la calidad de vida, incluso en personas mayores. Una vez que te adentras en este mundo, es difícil querer dejarlo, porque cuando aprendes con el corazón y te diviertes con la mente, el impacto es tan profundo que te cambia para siempre. No sé qué me deparará el futuro, pero lo que sí sé es que, mientras esté sentada en una mesa con un juego, estaré siendo feliz y haciendo felices a quienes me rodean.